lunes, 28 de enero de 2013

Un café con Estefanía.

Podría haber ocurrido en otro momento de mi vida, en otra ciudad, en otro lugar... un día diferente o a una hora que no hubiera tenido nada que ver con la de hoy. Podría haber estado durmiendo, llorando, riendo, o simplemente no haber estado. 

Desde pequeño, aunque no me atrevería a definir cuando por si acaso resulta demasiado tarde para algunos, decidí dejar de creer en el destino, no quiero creer que existe algo "escrito" o "pensado" para cada uno de nosotros, que aparece y punto, no, nunca he querido pensar así, a día de hoy me gustaría seguir pensando que esto no es verdad.

Creo más en la ilusión, en las expectativas, en el trabajo del día a día... Ese que es el camino que más cuesta, que suele ser el más largo, con más cuestas y con más curvas, pero que si encuentras lo necesario para hacerle frente llegas a un punto en el que miras atrás y encuentras el sentido, si te paras a pensar fortalece tu autoestima, te lo has ganado, lo has conseguido, te lo mereces. 

Acabo de leer una frase en el muro de facebook de una amiga "Quizás mis expectativas sobrepasen la realidad... pero más triste es vivir sin ellas y ver la vida pasar" y por culpa de esa frase, de esa amiga, de que en ese momento tenía el ordenador encendido y acababa de entrar en mi cuenta de facebook, de que la conocí en un momento y en un lugar que ahora no viene al caso, y de que ella había puesto esa frase hace unas 3 horas... Estoy yo ahora sentado enfrente de la pantalla escribiendo esto; ¿Y si esto es el destino? Pues yo lo llamo... Conexión.

La frase en cierta forma me ha marcado, ha conectado conmigo en unos días en los que me gustaría que el día durase un poco más y mis ganas de estar tumbado leyendo o escuchando música un poco menos. En la vida, lo que yo considero gente normal (y ahora no voy a entrar en definiciones ni criterios de inclusión) tiene expectativas, ilusiones, y puede que a veces vayan un poco más allá de la realidad del momento, de la situación, y más si miramos hoy en día el dinero que nos queda en la cuenta del banco o la interminable e injusta lista del desempleo, pero es importante tenerlas, crearlas, darles de comer... A las ilusiones hay que darles forma, y a ser posibles hacerlas reales, son una forma segura de arrancarnos una de las mejores cosas que a día de hoy todavía no han decidido recortarnos, por lo menos a lo que en su estructura física se refiere, y es la sonrisa.

Los pasos a veces son lentos, se hacen muy largos, pero creo que la mayoría de las veces puede valer la pena esperar, no precipitarse, y luchar por lo que se cree, por lo que se quiere. Y si no llega, por lo menos tu podrás estar orgulloso contigo mismo, con tu sonrisa, por lo menos, lo habrás intentado.

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