miércoles, 25 de enero de 2012

Dulce café al despertar.

Amanece un día más, que no es poco. Escuchas en la radio todas las injusticias y desigualdades que asolan el mundo, y a ti se te ocurre sonreír, no porque te haga gracia, aquellos que te conocen saben que luchas por y para las personas, arriesgas, escribes, publicas, sueñas, creas, piensas y vuelves a soñar buscando una salida, una solución, caes en la red una vez más de que uno solo no puede hacer nada, pero te vuelves a levantar, todo es posible, solo hay que pensarlo una vez, la imaginación del hombre nunca va más allá, por rara que parezca aquella realidad con la que fantaseamos siempre puede encontrarse un pero o un porque que la pueda justificar. 
Antes de levantarte te giras en la cama, ella está a tu lado, todavía duerme, mejor dicho, se hace la dormida, espera una promesa hecha a tiempo y prorrogada de por vida, y es por eso que sonríes, porque las cosas, por raro que parezca, siempre pueden ir peor.

- Buenos días Princesa - dices susurrándole al oído.

Hace un ligero movimiento y se refugia debajo de la sabana, ella siempre tiene frío, se acurruca un poco más y apoya la cabeza en tu pecho. La abrazas, porque te da igual esperar unos minutos más... cuando se cumple el tiempo prudencial y antes de que reproches que todavía siga en la cama se gira una vez más, se tapa la cabeza con la almohada y finge no escuchar lo que dices.

Y vuelves a sonreír.

Acomoda otra vez la situación a su antojo, realiza la pausa justa para dejar ver un ojo por debajo de la almohada antes de que diga nada, intenta reconocer en mi algún pensamiento o sentimiento del que no ha sido capaz de percatarse con mi silencio.

- Te quiero tonto.

Y sonríes una vez más.

Intentas abrazarla y jugar con ella para que se levante, se escabulle con una gran facilidad entre las sabanas, la sigues, la buscas, la pierdes, la vuelves a encontrar...y siempre hay un momento fortuito en el que tu cara y la suya quedan enfrentadas, la besas, la desnudas, y es entonces cuando crees que soñando si que se puede arreglar el mundo.

Y la sonrisa ya no se te puede ir de la cara.


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