Un camino en la mente, se dibuja difuso en la carretera, demasiadas rotondas, exceso de carteles y falto de ideas para elegir por donde seguir, uno, dos, tres... el azar hoy no está de mi lado, creo que nunca lo ha estado, toca volver a intentarlo un poco más adelante, ahora parece que sí, todo es una recta... entradas a las playas a la izquierda, arrozales y más arrozales a mi derecha, estoy pensando en volver, para mi sorpresa, la sorpresa que quería dar no va acabar del todo bien, otro día será, aunque no se muy bien cuando.
Pero de repente...agua entre las cañas y los juncos, infinita, brillante, inalterable, profunda. Decido seguir un poco más adelante y llego al lugar exacto donde quería, aparco el coche.
- Ya puedes bajar - susurro en su oreja mientras le cojo la mano.
- ¿Puedo quitarme ya el pañuelo? No veo nada... y creo que estoy un poco mareada.
- ¿Se puede creer que estas mareada? No intentes engañarme... esperate, será mejor así.
- Eres tonto.
- Llámame tu tonto...
- Al final me voy a caer.
- No dejare que eso pase... ¿Confías en mi?
- No me queda otra - comentó mientras su sonrisa ilumina una vez más mi historia.
- Hay unos pocos escalones, pero tranquila, yo te guío, cuando los acabemos andaremos un poco en línea recta, y después de todo eso yo te quitaré el pañuelo y podrás ver dónde estamos.
- Me muero de ganas...
- Vamos allá...
Los pasos son lentos, la respiración se nos entrecorta, bien por el miedo a un accidente o mejor por la emoción del momento, son solo 5 escalones, pronto estaremos abajo, habrá que dar 5 pasos más y...
- ¿Hemos llegado ya?
- ¿Estas preparada?
- Claro... - dice mientras yo empiezo a quitarle el pañuelo de los ojos. Ella sonríe, su mirada admira el lugar, está feliz, me mira...
- ¿Quieres casarte conmigo?
Pd: Hay sueños que se tienen que hacer realidad.
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